Dos latas de chorizo para el arroz

La tienda de productos extranjeros de mi pueblo queda localizada en el mismo centro de la localidad. Aledaña al parque, si cruzas la calle principal te la encuentras donde antes -como los viejos comentan- estaba la famosa RCA Victor.  Cuando traspasas la puerta de entrada una masa de aire frio te colapsa como que recordándote en pleno trópico que existen otros climas más amenos, otras latitudes donde puede vivirse mejor… Ese día una bella antillana me recibió en la entrada y me acompañó durante el recorrido por los interiores de la tienda tras aquello que buscaba: dos latas de chorizo español.

Ya en casa con mi trofeo a bordo le propuse a mi padre hacer un delicioso arroz con chorizo y le presenté las latas. Él las examinó, y sin pensarlo dos veces me colocó una objeción: creo que una es suficiente -me dijo-, a tu madre no le va a gustar la idea de gastar dos latas en un único arroz. Ya sabes hijo -continuó- el horno no está para galleticas… Yo lo escuché con paciencia pero me negué educadamente a seguir sus directrices, y sin pretender justificar mis intenciones que eran estrictamente lúdicas, abrí las dos latas. Al instante ya estábamos, mi padre y yo, enfrascados en solucionar la problemática del arroz con chorizo.

Cuando mamá llegó ya teníamos una olla grande sobre el fogón con el arroz reposando y listo para ser devorado. El olor de aquello no nos dejaba respirar, pues a decir de mi hermana, que también se incorporó a la orgía, lo más inteligente en aquellos momentos cruciales de nuestras vidas era zamparse el manjar lo antes posible.

Sin que yo lo quisiera mientras nos sentabamos a la mesa y nos servíamos de la monumental olla, la conversación derivó hacia los chorizos españoles y en especial hacia las latas -y lo que menos me interesaba que surgiese- hacia la cuantificación de las mismas. ?Cuantos chorizos tiene una lata? Preguntó mi madre apenas percibió una cierta y rara abundacia de los elementos cárnicos que aparecian en el arroz. Yo no supe responderle pues no los había contado; y mi padre que era quien sabía pero que no tenía la más mínima intención de penetrar por aquellos derroteros, prefirió adoptar una actitud prudente y silenciosa. Entonces mi madre y mi hermana que de cierta forma estaba cortada a su medida pasaron del número de chorizos en lata al número de latas en el arroz. Siempre insistiendo en la abundancia desproporcionada de los pedazos de chorizo que navegaban caóticamente entre los granos de arroz; y quizás lo atípico del fenómeno suscitó una irresistible curiosidad que ellas no pudieron contener: Pero al final, ?cuántas latas de chorizo español tiene este arroz?

Mi padre y yo nos miramos como quizás se miren aquellos que son sorprendidos en los avatares de la consumación de un delito, y al mismo tiempo me recordaba que había escondido las dos latas vacías bien en lo hondo del cesto de la basura. Entonces el viejo ya a punto de despachar su segundo plato me miró fijamente a los hojos y me dijo:

-Tienen que ser dos latas hijo mío, éste arroz lleva dos latas de chorizo español porque así lo hemos visto en la receta…

Acerca de jihlopez

Me gusta escribir en mi tiempo libre. El resto del tiempo trabajo como profesor universitario e investigo en problemas matemáticos asociados a la tecnología.
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